Hay un momento en que enseñas lo que debes aprender
*Texto extracto de una clase con el Maestro Gelva
En todos los momentos, solo enseñas lo que necesitas aprender, es decir enseñar no es solo entregar una información, un concepto a alguien, enseñar es también Mostrar, mostrar y demostrar. Con frecuencia decimos: "Ven te enseño aquí algo que compré...", o sea "ven y te muestro" "Ven y te enseño dónde queda tal cosa". Así que, por ejemplo, si tú llegas atropellando, pasas por encima de las personas, en ese momento, estás mostrando lo que tienes que aprender. Eres impaciente, estás mostrando lo que tienes que aprender, o sea, lo estás enseñando. Eres criticón; estás enseñando, mostrando lo que tienes que aprender. Se vuelve muy evidente.
Después, uno siempre ve la paja en el ojo ajeno, antes que la viga en el propio, así que te vuelves un experto en ver lo que tú tienes que aprender, a través de la ignorancia de los demás. Es decir, en lo que no han aprendido lo mismo que tú tienes que aprender, entonces, empiezas a corregir y a decirle a todo el mundo “Es que usted es muy impaciente" “¡Ay! deje ese afán”. ¿Por qué lo conoces tanto? ¿Por qué lo identificas tan fácil? lo conoces porque lo tienes, porque lo has vivido toda la vida, entonces se te vuelve fino verlo en los demás, p.e. criticando “Uy usted por qué...” Porque tú eres eso, enseguida lo reconoces, te reconoces a ti en los demás, es la ley del espejo.
Así que empiezas a enseñar lo que tienes que aprender, así, te vas volviendo miserable de estarle diciendo a la gente, algo que tú todavía no tienes, que no es real, que es mentiroso, es falso. Porque tú todavía no lo tienes, pero lo dices y lo dices. Y de alguna manera, eso te obliga a la coherencia, y lo dices, y lo dices, y cuando lo dices ¡te lo dices! cuando lo dices lo escuchas, y al escucharlo te lo estás diciendo, te estás forzando, y te estás obligando. Cuando lo dices, le estás pidiendo a la otra persona “Vigilame, asegúrate de que yo sea así” entonces, vuelcas la atención de la otra persona, para que te ayude crecer, y tú, ahí por las puras vergüenzas te toca.
Porque por ejemplo: Si yo enseño La limosna, pero, no me gusta dar limosna, pero enseño La limosna, y hay un día que me acompañas en la calle y hay un limosnero ¡Estoy obligado a sacar la moneda!, porque tú me escuchaste decir “Que la limosna ... y la caridad.... y que tal...” Y tú estás esperando, miras al limosnero y miras mi bolsillo, miras el limosnero y miras mi bolsillo, estás esperando que yo sea coherente con eso, así que me obligas, me obligas a través de lo que enseño a aprender.
Y lo enseñas una, y otra vez una, y otra vez, hasta que te lo aprendas. cuando lo aprendes, lo enseñas, o sea lo muestras, es tuyo, es tu naturaleza, ya no tienes que abrir la boca, ya no tienes que dar una información, porque se te nota, porque es lo que eres, lo enseñas y enseñas lo que has aprendido, lo muestras en toda parte, a toda hora.