¿Qué es aprender y por qué se nos dificulta tanto?
*Extracto de una clase del Maestro Gelva
Aprender es nuestra naturaleza, y como es nuestra naturaleza no tiene dificultad, siempre estamos aprendiendo. Solo observa a un niño, habla delante de él y te metiste en un lío, haz algo delante de él, y te metiste en un problema, porque nuestra naturaleza es aprender, y el niño, no excluye, ni elige qué aprender, solo aprende, porque su naturaleza es aprender.
Es cuando la frase que usamos aquí: “Cuidado con lo que quieres enseñar y a quién porque se lo van a aprender”, adquiere una fuerza impresionante, porque solo observen a los niños, su naturaleza es aprender.
Luego de aprender; es decir el proceso por el cual recibimos una información y la grabamos, viene aprehender, con h intermedia, que es hacer mío o hacer propio, quedarme con eso y quedármelo para usarlo, sea que entienda, que es va a ser en mi propio beneficio o no. La mayoría tenemos dificultades en el aprehender en eso de la h intermedia, de quedarme con algo en mi propio beneficio. Especialmente aquellas cosas que no se pueden aprender, ni aprehender a través de los sentidos. Eso que es lo que la gente llamaría “esotérico” o más bien etéreo; aquello que no se puede aprender ni aprehender a través de los sentidos, pero que podemos aprender, a través de la conciencia, a través de la mente.
Así que no hay dificultad en aprender, porque es nuestra naturaleza. Nuestra dificultad está en discernir, en esa habilidad del Espíritu, que como estamos aprendiendo desde la mente, nos olvidamos que tenemos un Espíritu, y que el Espíritu es Conocimiento, como es Conocimiento, es el patrón con el que hay que comparar lo que le metemos a la mente, y por eso el Espíritu es el que discierne, porque él ya tiene el conocimiento o la sabiduría, él no tiene que aprender nada. Y entonces, es capaz de decirle a la mente; comparando con lo que él ya tiene archivado y válido, le dice “Eso no” o le dice “Eso sí” Eso es discernimiento; qué es real y qué no, qué es bueno, qué no es bueno, qué es útil, qué no es útil, qué es verdadero, qué es falso. Y eso lo hace el Espíritu. Como no mantenemos esa comunicación se nos dificulta.
Entonces, el ejercicio no es del aprendizaje, sino de beneficiarnos de lo aprendido, porque no estamos haciendo discernimiento; aprendemos cualquier cosa ¡lo que venga! y muchas de las cosas que aprendemos, no son útiles, no son buenas, no nos benefician, pero las usamos y perdemos mucho tiempo en el dolor, en el sufrimiento, en lo inútil, porque no estamos usando el discernimiento, es una habilidad del Espíritu.
Si dejamos a los niños sin ninguna instrucción y dejamos que ellos simplemente experimenten la vida, prueben una cosa, la otra, como están en contacto con su Espíritu, disciernen rápidamente. Por ejemplo, si les dejamos toda clase de alimentos en una mesa, el niño se acerca y seguramente la parte ancestral, mental, karmática, lo hace buscar el dulce, la grasa, se atraganta de dulce, pero él siente que le duele la barriga, se le apaga el cerebro, se siente mal. Es probable que lo vuelva a hacer, pero no lo hace más de dos veces, porque él tiene con qué comparar y se da cuenta: “Esto me da malestar” y no lo vuelve a buscar. Se necesita un adulto que ya haya pervertido su aprendizaje, para que le insista en darle otra vez ese alimento, y darle otra vez y otra vez, hasta que él normaliza su malestar, y se queda con el malestar, lo come, le sigue haciendo daño, le sigue molestando, pero se acostumbra a eso, se acostumbra al desajuste, normaliza el malestar.
Luego de adultos pareciera que tuviéramos que desaprender todo eso, pero no podemos desaprender, la naturaleza de la mente es aprender y solo puede aprender. Así que de adulto tenemos es que reaprender, tenemos que seguir aprendiendo, y aprendemos cosas nuevas y mejores que nos benefician, y gozosos por el beneficio, nos dedicamos a hacer solo eso y dejamos de hacer lo otro. Pero no es que lo olvidemos, ni lo desaprendamos, sino que lo dejamos de usar. Un ejemplo concreto, yo soy vegetariano. pero no se me ha olvidado mascar la carne. simplemente aprendí algo mejor, que me beneficia y dejé de hacer lo otro.
Hace 20 años no tomo alcohol. pero no se me ha olvidado cómo se bebe una cerveza, es que simplemente aprendí cosas nuevas y mejores que me benefician. Me dediqué a hacer eso. y dejé de hacer lo otro. pero no lo he olvidado. Porque no podemos desaprender; no hay dificultad en aprender, el problema es exactamente ese, que no hay dificultad en aprender, que es nuestra naturaleza, eso es como ir en un rielcito.
Así que cuidado con lo que quieren aprender, y de quién porque se lo van a aprender… si ustedes han prestado atención a esa frase que llevo años diciendo, ya deben sospechar que no hay dificultad en aprender, precisamente porque no hay dificultad en aprender, es que tengan cuidado con lo que van a aprender, porque se lo van a aprender y de quién lo quieren aprender, y luego, que se aprende, se vuelve inevitable enseñarlo. No puedes ocultar lo aprendido, así que lo vas a enseñar y no tienes que echar un discurso, Se te nota en lo que haces, en lo que dices, en tus emociones, en tu diario vivir. Así que inevitablemente lo vas a enseñar, inevitablemente lo vas a ejemplarizar. Así que cuidado con lo que quieres enseñar y a quién, porque hay alguien, que se lo va a aprender y se lo va a aprender con facilidad.